La mente es una fuente de poder inagotable, pues nuestras ideas determinan nuestra evolución y el modo en el que nos relacionamos con los demás. Aun así, podemos tener unas creencias que nos impulsen o creencias limitantes que nos impidan avanzar. En esta ocasión, queremos hablar acerca de estas segundas.
Qué son las creencias limitantes
Este tipo de creencias son los pensamientos que hemos construido mediante nuestra experiencia y que nos hacen interpretar la realidad de una forma muy concreta. Nos impiden desarrollar nuestro potencial y conseguir aquello que deseamos.
No necesariamente tienen que ser creencias muy elaboradas, sino que pueden ser sencillas como, por ejemplo, pensar que todo lo que hacemos sale mal o que si acudimos a un evento no lo pasaremos bien. Se adquieren en la niñez o durante la vida y son consecuencia de opiniones de personas a las que consideramos relevantes.
Aunque estas limitaciones pueden condicionar por completo nuestra vida, podemos cambiarlas o eliminarlas.
Actitudes generadas por las creencias limitantes
Estas creencias no tienen una base de verdad absoluta, son tan solo un condicionamiento por parte de un mensaje que hace que esa afirmación nos limite.
Nos pueden afectar en el trabajo, en la vida en pareja, con nuestros amigos o en la forma en la que percibimos el futuro. Hacen que nos sintamos pequeños en términos de influencia y capacidad. Las creencias limitantes de las que estamos hablando nos llevan a concluir que algo no se puede realizar, que es imposible.
Dichas creencias nos aplastan con el gran peso del pesimismo, la insatisfacción y los sueños incumplidos. Pensar que no podemos cambiar es fruto de la comodidad y la costumbre, pero debemos ser conscientes de que no es algo real. Realmente podemos hacer desaparecer esas sensaciones tan desagradables.
Coaching para superar las creencias limitantes
Es posible modificar todas estas creencias mediante varias técnicas de coaching y PNL. Veamos cómo hacerlo.
– Localizar una situación difícil que queramos mejorar, por ejemplo, hablar en público.
– Identificar la creencia que está detrás de esa actitud para cambiarla.
– Cuestionarnos si esa creencia es cierta al 100 %.
– Detectar cuál es el origen de la misma.
– Averiguar qué beneficio obtenemos de forma secundaria con el mantenimiento de dicha creencia. Un ejemplo puede ser la timidez, ya que nos aleja de la exposición a los demás y nos mantiene dentro de nuestra zona de confort.
– Prestar atención a si nuestra forma de actuar nos aleja o nos acerca a nuestros objetivos.
– Crear una afirmación clara y potenciadora que sea contraria a la anterior.
– Encontrar situaciones que demuestren que la nueva creencia tiene sentido.
– Introducirla en nuestra vida mediante nuestra forma de hablar o en forma de pequeñas acciones.
En definitiva, las creencias limitantes son totalmente subjetivas y pueden generar actitudes que condicionen nuestra vida. Por ello, hemos de aprender a superarlas.