El uso diario de dispositivos tecnológicos nos facilita la vida. El teléfono móvil, por ejemplo, es un aliado en el día a día. Pero, ¿cómo saber si estamos tan enganchados a él que padecemos una adicción al móvil? Detectar la llamada nomofobia que afecta al 50 % de la población es fundamental para virar nuestros hábitos y conductas hacia un uso más consciente.
Cuándo el uso del móvil se convierte en adicción
Existen algunos signos de alarma que nos advierten de que estamos haciendo del uso del móvil un abuso que conduce a la adicción. Algunos de ellos son:
– La pantalla del móvil es lo último que vemos antes de dormirnos y lo primero al despertarnos.
– Sentimos que el móvil es casi una extensión de nuestra mano.
– Estar fuera del área de cobertura y tener baja señal nos genera un estado de ánimo bajo (estamos malhumorados).
– No podemos mantener una charla cara a cara sin revisar la pantalla del móvil varias veces.
– Si suena alguna notificación no podemos aguardar un segundo para verificar de qué se trata.
– No concebimos pasar un par de horas sin el móvil.
– Nos olvidamos muchas cosas al salir de casa, pero jamás el móvil o el cable cargador.
Principales consecuencias
Estos son los principales daños colaterales de la adicción al móvil:
– Aumento de los niveles de ansiedad.
– Dolor agudo y crónico de cervicales (el llamado “cuello roto”).
– Problemas de vista.
– Dificultad para concentrarse en tareas que no involucran el uso del teléfono móvil.
– Cambios en la química cerebral provocados por la dependencia al móvil (similar a la dependencia a una droga) y su consecuente síndrome de abstinencia.
– Tendencia al aislamiento social (típica de la gente que se comunica vía móvil, pide comida a casa a través de una aplicación y paga sus cuentas por home banking, por supuesto).
Cómo prevenir la adicción al móvil
Si tomamos algunas medidas a tiempo seremos capaces de evitar caer en la adicción al móvil.
– Ponerse a prueba es una manera de “automedir” la propia dependencia. Ejemplos: hacer algunas actividades sin el móvil (caminata, salida con amigos o paseo de la mascota).
– Desactivar el “doble check” azul de WhatsApp.
– Plantearse objetivos: revisar el móvil solo una vez por hora o dejarlo en modo vibrar.
– No utilizar el dispositivo cuando estamos conversando o trabajando con otros.
– No desayunar, almorzar ni cenar con el móvil al alcance de la mano.
– Solicitar ayuda profesional si las medidas anteriores no dan buenos resultados.
En síntesis, el uso excesivo de este aparato electrónico puede transformarse en una adicción al móvil con serias consecuencias. Conocer las maneras de evitarla nos motiva a reducir el uso del dispositivo y encaminar nuestros hábitos hacia un uso más racional.