La complejidad de nuestro cerebro continúa sorprendiéndonos aún a día de hoy. Nadie duda de que este órgano es capaz de hacer cosas absolutamente extraordinarias. No obstante, también puede ser la causa de patologías inimaginables y bastante poco frecuentes. Un buen ejemplo de ello es el síndrome de la mano extraña. En las siguientes líneas, lo detallaremos.

¿Qué es el síndrome de la mano extraña?

Este síndrome fue descrito por primera vez por el conocido médico de origen prusiano Kurt Goldstein, nada más y nada menos que en el año 1908. También llamado “síndrome de la mano ajena” o “síndrome de la mano alienígena”, estamos ante un trastorno neurológico que hace experimentar a quienes lo sufren toda clase de movimientos incontrolados e involuntarios en estas extremidades.

Otra de las singularidades de este trastorno es que la persona que lo padece siente disociada la extremidad afectada, como si no formara parte de su cuerpo. En otras palabras, esto quiere decir que el paciente cree que su mano o su brazo tienen vida propia.

Una neuralgia atípica

Aunque existen diferentes teorías que nos explican las causas de este síndrome, la más extendida es aquella que indica que su origen radica en una lesión cerebral, concretamente en la zona del cuerpo calloso. Esta área funciona como puente entre los dos hemisferios del cerebro, transmitiendo la información entre ellos para que trabajen de forma coordinada.

A pesar de eso, numerosas investigaciones apuntan en otras direcciones. Más allá de la lesión en el cerebro que comentábamos, se cree que el síndrome de la mano ajena también puede ser debido a algún tipo de lesión en la zona del lóbulo frontal o de daño cortical.

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En cualquier caso, dichos daños pueden haber sido causados por numerosos incidentes: aneurismas cerebralesmasas tumoralestraumatismos craneoencefálicos, e incluso cirugías.

Hablamos de una patología muy poco común. No obstante, su riesgo siempre está presente. En ese sentido, lo más importante es tener muy claro que este síndrome requiere de una atención y tratamiento lo más temprano posible.

Posibles terapias efectivas

El tratamiento de las causas concretas (presencia de tumores, aneurismas, etc.) debería hacer disminuir los síntomas del síndrome de la mano ajena. No obstante, se puede afrontar un tratamiento sintomatológico en sí, centrado en la reducción de los síntomas psicológicos experimentados por el paciente.

Algunos métodos para lograrlo pueden ser los entrenamientos aplicados, que buscan reducir los movimientos indeseados, incontrolados e involuntarios de la mano o brazo afectados manteniendo dicha extremidad ocupada.

Ya sabemos que el síndrome de la mano extraña implica un descontrol absoluto de dicha extremidad. Se trata de un problema cuyo origen se halla en las conexiones neuronales y, por eso, debe ser tratado de manera específica.