El sistema nervioso tiene como función principal enviar señales entre neuronas para controlar las acciones corporales. Pues bien, dicho sistema se divide en el sistema nervioso central y el sistema periférico.

El tema que hoy nos ocupa es precisamente el sistema periférico, en especial, una parte concreta de este denominada sistema nervioso autónomo. Dos ramas significativas del mismo son conocidas con el nombre de sistema nervioso simpático y parasimpático.

¡Aprende acerca de ellos!

Características del sistema nervioso autónomo

Antes de hablar sobre el sistema simpático y parasimpático, es importante que entiendas que el sistema nervioso autónomo es el encargado de regular los músculos que se encuentran alrededor de los órganos corporales. De hecho, interviene en la regulación de algunos procesos importantes del organismo como el digestivo o respiratorio, entre otros.

A grosso modo, podríamos decir que dicho sistema es el responsable de casi todas las funciones que realiza el cuerpo, de ahí su suma importancia. Y es que también regula el nivel de presión de la sangre y las acciones involuntarias. Además de eso, desempeña un papel fundamental en la sexualidad al relacionarse con la erección y la eyaculación.

 

Diferencias entre el sistema simpático y parasimpático

El sistema nervioso autónomo se compone de dos partes fundamentales cada una de las cuales cumple una función específica:

  • El sistema nervioso simpático tiene como objetivo responder rápidamente ante un estímulo amenazante del exterior. De esa manera, se encarga de incrementar las pulsaciones del corazón para aumentar los niveles de oxígeno y nutrientes enviados a la sangre. Diríamos que este sistema prepara al cuerpo ante una situación de supervivencia haciéndole actuar. Así que los procesos en los que interviene conllevan un notable consumo energético.
    Este sistema se halla compuesto por una cadena de ganglios conectados a la médula espinal y al resto de órganos del cuerpo.
  • El sistema nervioso parasimpático, por el contrario, es el responsable de controlar las funciones que suponen un ahorro de energía para el organismo. Por tanto, su función es la de reestablecer el equilibrio corporal tras el estado de activación previo. Por su parte, el mismo también interviene en procesos como el cardiovascular, el gastrointestinal, el respiratorio y el genitourinario.
    En particular, este sistema se compone de varios nervios cuyo origen se encuentra en el encéfalo y otros adicionales que nacen de la médula espinal.
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Recapitulación

Aunque el sistema nervioso simpático y parasimpático forman parte del sistema central autónomo, cada uno de ellos tiene una composición diferente y sus funciones son distintas. Pese a ello, como hemos visto realizan tareas complementarias.

Recuerda que el sistema nervioso simpático que prepara al organismo para enfrentarse a situaciones de estrés para generar una respuesta de escape o lucha. Al gastar energía, decimos que se trata de un mecanismo catabólico.

Por otro lado, el sistema parasimpático es denominado anabólico al realizar el proceso opuesto, es decir, se dedica a conservar y almacenar la energía. De este modo, el mismo favorece un tipo de procesos que posibilitan la alimentación y la adecuada asimilación de nutrientes.