La inteligencia se define como la capacidad mental que nos permite razonar, comprender, resolver problemas, utilizar el pensamiento abstracto y aprender, entre otros procesos. ¿Pero cuántos tipos de inteligencia existen? Algunos dicen que hay muchos tipos de inteligencia, desde la inteligencia emocional que facilita nuestra capacidad para empatizar y relacionarnos con los demás, hasta otras mucho más técnicas. Otros dicen que la inteligencia es una. No obstante, aquí nos vamos a centrar en la inteligencia fluida.

¿Qué es la inteligencia fluida?

Fue Raymond Cattell, importante figura de la historia de la psicología británica, el primero en desarrollar una teoría sobre la inteligencia donde introdujo el concepto de inteligencia fluida (Gf). Para Cattell, este tipo de inteligencia se ocupa de los procesos mentales que llevamos a cabo para resolver problemas nuevos, sin tener nociones previas al respecto. Esta inteligencia se encuentra bajo los efectos de los procesos madurativos, de modo que va disminuyendo a medida que envejecemos.

¿Qué nos aporta?

En la inteligencia fluida se incluyen los procesos de razonamiento deductivo e inductivo, con lo cual nos aporta la capacidad de resolver todo tipo de problemas. En concreto, gracias a esta inteligencia podemos llevar a cabo el análisis de tareas cotidianas simples o complejas, y somos capaces de extrapolar el conocimiento. Es decir, nos permite usar el razonamiento lógico, identificando y relacionando conceptos, ideas y conocimientos.

Inteligencia fluida versus inteligencia cristalizada

La inteligencia cristalizada (Gc) fue otro de los conceptos aportados por Cattell en sus teorías. Al contrario que la fluida, la cristalizada es la que nos permite resolver conflictos mediante el conocimiento ya adquirido. Este tipo de inteligencia está influenciada por la educación, la cultura y nuestras experiencias. Y guarda una estrecha relación con el lenguaje.

Artículo relacionado  ¿Qué son los trastornos mentales orgánicos?

En realidad, ambos tipos de inteligencia están relacionadas y presentan un elevado índice de correlación. Con lo cual no son independientes la una de la otra, sino todo lo contrario. De hecho, se ha descubierto que las diferencias individuales que presentamos con otras personas en nuestro nivel de inteligencia cristalizada están determinadas por la fluida.

Podemos afirmar que la Gf es superior a la inteligencia cristalizada, pero esta última tiene la ventaja de aumentar con la edad, mientras que con la fluida pasa lo contrario. Esto explica el mayor rendimiento cognitivo de los jóvenes frente a los ancianos.

Otro dato importante es que la inteligencia cristalizada es más sensible al cambio, es decir, cuando aprendemos cosas nuevas nuestro conocimiento cambia y aumenta. Y por lo tanto este tipo de inteligencia crece, pero de igual forma si una persona no adquiere conocimientos esta no aumentará.

Por otro lado, la inteligencia fluida se ve mucho más afectada por posibles lesiones cerebrales, dado los procesos de razonamiento implicados en ella. En definitiva, nuestro cerebro hace un uso conjunto de ambas aumentado así nuestra capacidad cognitiva y mejorando nuestros recursos.