La idealización de la pareja es un fenómeno que vemos con mucha frecuencia, y nos sucede a casi todos. Es una situación que forma parte de las primeras etapas de una relación amorosa. Sin embargo, puede ser desproporcionada y deformar notablemente la percepción de la realidad.
Cómo identificar la idealización de la pareja
Cuando dos personas se encuentran y se atraen, surge una reacción que llamamos comúnmente química. Es un cóctel hormonal que nos afecta, igual que una adicción. Con el tiempo, este desajuste queda atrás. Si la relación es sana, el enamoramiento da paso al amor y surgen sentimientos más reales y estables.
Idealizar a alguien de forma exagerada nos afecta, y de varias formas. Puede que, al terminar la etapa inicial de la relación, descubramos que nuestra pareja dista de ser lo que queremos. Si la idealización persiste nunca tendremos una relación con la persona real, con sus virtudes y con sus defectos. En la idealización patológica amamos un ideal perfecto, no a la persona de carne y hueso que se encuentra a nuestro lado.
Señales de idealización excesiva
Si después de un tiempo seguimos pensando que nuestra pareja no tiene defectos, hay que plantearse si estamos idealizándola en demasía. Esto puede deberse a varias causas.
– Deseos infantiles. Cuando somos niños solo tenemos que llorar o pedir algo para obtenerlo de inmediato. Nuestros padres satisfacen nuestras necesidades materiales y emocionales. Si trasladamos esta dinámica a nuestra pareja, pensaremos que obtendremos la satisfacción perfecta y la solución a todos nuestros problemas.
– Baja autoestima. Rehusar ver a nuestra pareja tal como es puede deberse a que deseamos conservar una figura protectora. Y esto puede ser causado por una baja autoestima. Es especialmente probable si pensamos que nuestra pareja es superior a nosotros.
– Perfeccionismo. La incapacidad para aceptar que nada es blanco o negro es también una causa de idealización excesiva. En estos casos se puede pasar de un extremo a otro. Pasamos de haber encontrado al ser perfecto a negarle la más mínima virtud.
Gestionar la evolución de la relación
Debemos ser conscientes de que una pareja es una unidad dinámica, sujeta a cambios. Y está conectada no solo a nivel interno, sino también con lo externo. Muchos factores afectan a su funcionamiento, pero una relación sana crecerá y cambiará en concordancia con las circunstancias.
Al negar esta realidad y aferrarnos a la pareja ideal y la relación perfecta, nos sumergimos en un mundo ficticio. Las consecuencias serán la ruptura traumática y la aparición de serios desajustes emocionales.
La idealización de la pareja es una etapa maravillosa al principio de la relación. Nos sentimos flotando en el aire: el otro es perfecto, lo llena todo y somos inmensamente felices. Sin embargo, esta fase debe remitir, poco a poco, para dar paso a una relación madura y estable.