El vaginismo es un problema sexual que padece o ha padecido alrededor del 12 % de las mujeres españolas. La buena noticia es que, entre quienes buscan ayuda médica, alrededor de un 90 o 95 % consiguen mejorar sus relaciones.

¿Qué es el vaginismo?

Esta disfunción viene dada porque los procesos de la respuesta sexual femenina se alteran. Se tiene una sensación dolorosa durante el coito, haciendo que no sea placentero.

Lo que ocurre con este trastorno es que en la vagina aparecen contracciones musculares involuntarias persistentes en el tiempo. En especial, es el músculo pubococcígeo el que se contrae, haciendo difícil y doloroso el acceso a la vagina. Esto es tan importante en las relaciones sexuales como incluso en las exploraciones ginecológicas.

En referencia al vaginismo, debemos saber que existen dos tipos:

Primario, en el que una mujer nunca ha podido tener una relación sexual con penetración. En las ocasiones más graves, ni siquiera habrá podido introducirse un tampón o realizarse exploraciones de ginecología.

Secundario, que se da en la vida adulta aunque sí se hayan podido mantener relaciones en el pasado. El vaginismo puede ser selectivo si solo aparece como respuesta a algunos estímulos concretos. Pero también puede ser global y darse con cualquier pareja, revisiones, tampones…

Cómo afecta a la vida sexual

La afectación de este trastorno a la vida sexual dependerá del grado que se padezca. Los más leves permiten ciertas prácticas y una vida sexual relativamente placentera. Los más graves hacen que la penetración, por ejemplo, sea extremadamente dolorosa.

Lo que sí es habitual en todos los casos es tener conflictos en las relaciones de pareja. Las mujeres pueden sentirse culpables por no poder complacer a sus parejas. Incluso en los casos más extremos, esta aversión a las relaciones sexuales puede hacer que se alejen de ellas emocionalmente.

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Por otro lado, los hombres suelen sentirse también responsables. En muchos casos piensan que el hecho de causar dolor a sus parejas en vez de placer es culpa suya.

Psicología para superar el vaginismo

Este problema puede llegar a superarse gracias a la psicología si encontramos aquellas razones que hacen que la musculatura se contraiga. ¿Qué herramientas solemos usar?

Psicoterapia: buscaremos encontrar cuáles son las creencias o problemas que hacen que surjan estas contracciones. Si lo consideramos adecuado podemos complementarlo con terapia de pareja.

Hipnosis: en este estado de relax, encontrar las causas del trastorno se vuelve algo más sencillo.

Terapia sexual: en la que enseñaremos algunos ejercicios para aumentar la dilatación y conseguir un control consciente de los músculos. Además, ayudarán a conocer la respuesta sexual de nuestras pacientes.

Como podemos ver, el vaginismo es un trastorno que afecta a diversas áreas de la vida pero que puede superarse con terapia.