El trastorno antisocial de la personalidad es un desorden mental complejo que se caracteriza por una tendencia de manipulación hacia el resto para obtener beneficios propios. Además de no distinguir apropiadamente entre el bien y el mal, los afectados carecen de la empatía necesaria para sentir culpabilidad por sus actos.
Si te interesa seguir conociendo cómo se comportan quienes sufren esta condición psicológica, te aportamos todos los detalles que te conviene saber.
¡Adelante!
Causas del trastorno
El hecho de que ciertos individuos desarrollen una personalidad de esta índole con rasgos patológicos podría deberse a una cuestión genética o ambiental. Es decir, hay quienes presentan cierta predisposición biológica a padecerlo o se manifiesta en otros como el resultado de una serie de acontecimientos traumáticos durante la infancia.
Otra posibilidad es que el cerebro sufra una serie de alteraciones durante su desarrollo que favorezca ciertas actitudes o comportamientos insanos. Aunque estas podrían ser algunas posibles causas de su origen, no existen evidencias científicas concretas al respecto.
¿Cuáles son los principales síntomas?
Los síntomas obvios del trastorno de la personalidad antisocial tienen un carácter psicológico. Aquí te mostramos algunos de ellos:
-Desarrollan actitudes de arrogancia y condescendencia con otras personas, signo de su sentimiento de superioridad.
-Al no ser empáticos, muestran comportamientos irresponsables e irrespetuosos que les convierten en seres incívicos. Además, son intolerantes y se muestran irritables fácilmente debido a sus rasgos de impulsividad y poco control de la ira.
-Su personalidad dicharachera puede hacerlos muy encantadores al principio, pero esta es solo una cara que muestran para que los demás se acerquen a ellos. Tras esta etapa inicial, son incapaces de mantener relaciones sociales duraderas ya que solo las mantienen para buscar su propio bienestar y alimentar su ego.
– Suelen tener problemas con la justicia al violar los límites establecidos sin tener en cuenta dañar la integridad física o psicológica del resto.
-Un factor llamativo es el hecho de que estos individuos no reflexionan sobre la naturaleza de sus conductas. De modo que al no asumir la culpa de sus actos, es imposible que cambien y desarrollen una mejor versión de ellos mismos.
-Los afectados manifiestan tendencias al abuso del alcohol y otras sustancias estupefacientes, hecho que puede agravar todavía más sus acciones violentas.
Consecuencias y posibles tratamientos
En general, este trastorno hace que las personas se comporten de manera inapropiada e inmadura, lo cual no solamente puede acarrearles problemas personales, laborales o económicos sino también delictivos.
De esa manera, es vital identificar sus signos en la adolescencia que es la etapa en la que comienzan a manifestarse.
A partir de ahí, la psicoterapia podría resultarles útil para controlar sus impulsos negativos y para tratar sus posibles adicciones. Además, la terapia grupal puede enseñarles a establecer vínculos más sanos carentes de violencia verbal y física.
En cuanto a tratamientos farmacológicos, los denominados antipsicóticos han probado su alta eficacia para controlar algunos efectos del trastorno de la personalidad antisocial como la agresividad y la irascibilidad.