La zona de confort es un entorno en el que nos sentimos protegidos y seguros. Pero si una persona desea crecer y evolucionar, necesita abandonarla. Esto, a menudo, provoca miedos e inseguridades.

Qué es la zona de confort

En psicología se denomina así al estado mental mediante el cual una persona evita conductas como el miedo o la ansiedad en situaciones cotidianas, de manera que su rendimiento es constante y no asume riesgos. Sin embargo, se recomienda este estado para evitar o controlar situaciones de estrés o de desorientación, aunque trasladado al área del coaching, es una limitación mental.

En ella nos sentimos seguros y tenemos todo bajo control. La contrapartida es que esa pasividad puede provocar apatía e impedirá nuestro desarrollo personal.

Importancia de conocerla

Es la zona en la que nos sentimos más cómodos y donde no tenemos que asumir ningún tipo de riesgo. Es una zona de seguridad absoluta y permanecer aquí es una opción para aquellos que no quieren o necesitan nada nuevo en su vida.

En esta área no tendremos ningún tipo de experiencia emocionante (ni positiva, ni negativa), no viviremos aventuras y tampoco podremos aprender cosas que nos ayuden a evolucionar como seres humanos. Por tanto, la importancia de conocerla radica en que, así, podremos decidir si queremos mantenernos en ella y, en caso de decidir salir, sabremos qué hacer para conseguirlo.

Cómo identificar la zona de confort

Existen algunas formas de comprobar si nos encontramos o no en esta área. A continuación, explicamos cinco puntos que nos ayudarán a saber que estamos dentro de ella.

Sentir que ya hemos conseguido nuestras metas. Cada vez que alcancemos un nuevo objetivo, debemos establecer el siguiente. Si no lo hacemos, es indicativo de conformismo y comodidad.

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Procrastinación de proyectos importantes. La falta de determinación nos impedirá conseguir nuestros objetivos y realizar cambios sustanciosos. Esto retrasará la consecución de nuestros sueños.

Excusas. La queja es una respuesta negativa a nuestro estilo de vida. Realizar siempre los mismos actos no nos permitirá obtener cosas diferentes. No admitir excusas nos dará mayor responsabilidad con respecto a nuestras metas y nos facilitará abandonar el área de comodidad.

¿Cómo nos imaginamos en el futuro? Si nuestra imagen futura no dista de la actual, es que estamos en una zona de comodidad máxima. Para evitarlo, hemos de desarrollar o planificar nuevos proyectos.

Conocer nuestras emociones y actuar. Un signo de que abandonaremos esta zona es que el hecho de pensar en avanzar nos haga tener miedo. Para vencer estas sensaciones, es importante que conozcamos los recursos que necesitamos y nos pongamos en marcha para conseguirlos.

¿Eres de las personas que evolucionan y abandonan su zona de confort o, por el contrario, te sientes a gusto donde estás? Anímate a reinventarte.