En este artículo vamos a hablar de la mitomanía; quizá no conocieras el nombre, lo que no significa que no sepas qué es.

A continuación, vamos a conocer en qué consiste exactamente la mitomanía y cómo se comporta una persona que padece este trastorno. Trastorno que, si bien es cierto que no está catalogado como enfermedad, puede acarrear consecuencias negativas que afecten negativamente a la salud psicológica de la persona que lo sufre.

¿Qué es la mitomanía?

En pocas palabras, consiste en decir mentiras. La mentira forma parte de la vida, es la cara opuesta de la verdad y todos en algún momento nos hemos encontrado con situaciones en las que la verdad brillaba por su ausencia. ¿Quién no ha hecho alguna vez apología de lo que se conoce como una mentira piadosa? Pero ¿qué pasa cuándo la mentira deja de ser algo puntual o excepcional para convertirse en un modo de vida?

La persona mitómana hace de la mentira una realidad, es decir, convierte su vida en una mentira al completo, se vuelve obsesiva y pierde la noción auténtica de sus circunstancias para disfrazarla con aquello que le gustaría que fuera. Y, aunque no lo es, la mentira le ayuda a creer que esa es su realidad.

Empieza contando mentiras fáciles de creer por el interlocutor, quien le ofrece su atención y confianza, lo cual satisface la necesidad de sentirse querido y tenido en cuenta de quien le interpela. Ello alienta a esta persona a proferir constantemente más mentiras y cada vez más elaboradas y fantasiosas, con el fin de ganar la confianza de la otra persona.

¿Cómo controlarla?

Se hace trabajando en el ámbito de salud mental. Normalmente, estos trastornos son consecuencia directa o indirecta de problemas relacionados con falta de autoestima, inseguridad personal, poca confianza en uno mismo, miedo a las críticas, a ser rechazado o a no encajar en determinado ambiente, falta de personalidad, etc.

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Conocer el motivo subyacente ayuda a la persona afectada a sentir mayor bienestar en todos los ámbitos de la vida y poco a poco no tendrá la necesidad de distorsionar la realidad. Será feliz con su auténtica vida.

Ser consciente del problema y querer evitarlo es el primer paso y el más necesario para dejar de necesitar la mentira para sentirse bien. Generalmente puede necesitarse ayuda de terceros, ya que estas personas pueden contarse mentiras a ellos mismos para no reconocer que realmente están padeciendo ese trastorno.

En definitiva, la mitomanía se caracteriza porque quien la padece es lo que se conoce popularmente como persona mentirosa compulsiva. Se trata de mujeres y hombres que no pueden dejar de mentir y viven inmersos en una gran mentira. Como cualquier conducta compulsiva esto no es sano y afecta directamente a la salud mental de quien lo padece.