La ansiedad infantil afecta a aspectos básicos de la vida diaria de los más pequeños, al punto de inhibir o malograr la relación con sus amigos o su predisposición al juego, actividad esencial durante la niñez. En este artículo descubriremos qué es la ansiedad infantil, cuáles son sus tipos y causas más frecuentes y, por último, los tratamientos con los que contamos en la actualidad.
¿Por qué se produce la ansiedad infantil?
La ansiedad infantil se produce porque emociones tales como el miedo o la tristeza, se presentan con una intensidad desproporcionada que interrumpe el ritmo de vida normal del niño. Por ejemplo: temer a la oscuridad es común durante la primera infancia, pero entrar en pánico o estallar en llanto desconsolado si se corta el suministro eléctrico, no lo es. Hay respuestas normales y hay respuestas asociadas al estrés extremo que devienen patológicas, y se transforman en un trastorno de ansiedad.
Tipos de ansiedad infantil
Existen, al menos, cinco tipos bien definidos:
1. Por separación. Se manifiesta cuando el pequeño se aleja temporalmente de sus personas de referencia (madre y/o padre) o del sitio hacia el que siente apego (su casa).
2. Mutismo selectivo. Se da cuando el niño se siente incapacitado para hablar o actuar en público, tal y como se espera de él de acuerdo a su edad y a su comportamiento habitual en otras situaciones cotidianas.
3. Ansiedad generalizada. Es una preocupación excesiva asociada a una actividad habitual como lo es la asistencia a la guardería o al jardín de infancia.
4. Fobia social. Se presenta cuando las situaciones sociales causan demasiado estrés. Llegar a un sitio nuevo o tener que interactuar con pares desconocidos pueden ser causas probables de ansiedad en niños.
5. Fobia específica. Se trata de un terror intenso y desproporcionado originado por un objeto que provoca un terror específico. Las arañas, por ejemplo.
Tratamientos de la ansiedad infantil
Dichos tratamientos tienen como objetivo transformar las respuestas patológicas en respuestas normales. La ansiedad excesiva en una menos intensa o un miedo desadaptativo en uno evolutivo. Para ello, es preciso trabajar con el niño para que aprenda a gestionar sus emociones y a responder al entorno y a los distintos estímulos sin estrés, pero también con sus padres o cuidadores principales. Se trata de tratamientos integrales que además de proveer de herramientas psicológicas y farmacológicas para el infante, incluyen una orientación a los adultos de la familia para que acompañen al niño durante el proceso.
La ansiedad en niños tiene una incidencia de entre un 10 y un 15 %. Su total recuperación dependerá de un diagnóstico precoz y de un tratamiento certero, pues el niño debe recuperar su vida normal, armónica y feliz cuanto antes para no sufrir efectos secundarios de adulto.