Relacionarse con niños puede llegar a ser bastante difícil según en qué circunstancias. A veces los niños o jóvenes no atienden a razones, y es complicado poder mantener una conversación que llegue a buen puerto. Ante situaciones así, existen varias formas en las que podemos actuar. A continuación vamos a hablar de la psicología inversa y su utilidad en estos casos.

Qué es la psicología inversa

Este concepto consiste en pedirle a alguien que haga algo de una manera determinada con el objetivo de que actúe de manera contraria. La primera persona en hablar de este concepto fue el psicólogo conductista Viktor Frankl, quien explicó que basa la eficacia de esta técnica en el proceso de reactancia. Este proceso motivacional hace referencia al momento en que las personas defienden su libertad rebelándose contra los que quieren reprimirla.

Beneficios de la psicología inversa

Esta técnica conductista puede funcionar muy bien con niños. Sobre todo con aquellos que tienen un comportamiento tozudo y desafiante. Es una buena opción en los casos en los que la razón y explicación no son motivos suficientes para convencer al niño de cómo tiene que actuar.

Es importante mencionar que esta técnica conductual se ha de usar de manera puntual en los casos en los que el niño no se muestre racional ni positivo a la escucha. Si se usa de forma habitual dejaría de ser eficaz y podría llegar a tener efectos negativos, pero mientras se haga un correcto uso de ella puede influir de una manera realmente positiva en los niños con fuertes temperamentos.

En definitiva, con este método se hace creer a los niños que han tomado una decisión cuando realmente no ha sido así. El niño mantiene su idea de haber actuado en libertad y el comportamiento que ha tenido es el óptimo para la situación concreta.

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Aplicación en niños: ejemplo

A continuación vamos a presentar un ejemplo real de uso con un niño:

–  Imaginemos un niño que se niega a comer las lentejas de su plato. En lugar de insistirle en que se las coma podemos decirle: “No te preocupes, no hace falta que te las comas. Me las voy a comer yo, que me gustan mucho las lentejas y así también me pondré muy fuerte”. Ante estas palabras es posible que el niño reaccione comiendo las lentejas.

Como hemos visto, la psicología inversa es eficaz en los casos en los que los niños se rebelan contra los padres solo por llevar la contraria. Es decir, que actúan bajo la premisa de  “quiero hacer esto tan solo porque tú no me dejas hacerlo”. En las ocasiones en las que se da este tipo de comportamientos, el uso de este método va realmente bien.