Es inevitable entrar en conflicto con otras personas, especialmente cuando existe una educación emocional tan pobre en la sociedad. Afortunadamente, las dinámicas de resolución de conflicto son una potente herramienta para resolver estas polémicas. Esta clase de estrategias proponen una serie de actividades en grupo destinadas a buscar soluciones por medio de la cooperación y la empatía.
Si te apetece descubrir una manera divertida de aplicar este procedimiento al ámbito educativo, ¡no te pierdas este artículo!
Cómo aplicar las dinámicas de resolución de conflicto en el aula
Las riñas y los enfados entre niños o adolescentes dentro de las aulas son escenas típicas con las que todo profesor ha de lidiar en algún momento. Es lógico que la convivencia diaria ocasione algunos choques entre los alumnos. Lo malo es que estos carecen de la madurez psicológica suficiente para resolverlos por ellos mismos.
Ante este hecho, las dinámicas de resolución de conflicto se postulan como una opción muy interesante que explorar. Y es que estas técnicas pueden transformar un conflicto negativo en una experiencia enriquecedora en la que aprender multitud de cosas. Así, se trata de un recurso pedagógico que puede ayudar a los estudiantes a valorar una situación desde diferentes puntos de vista.
La mejor actividad grupal para solucionar conflictos en clase
Una de las actividades más entretenidas y útiles para mediar en un enfrentamiento es el juego de roles. Por medio de esta dinámica, los chavales son capaces de empatizar con sus compañeros al protagonizar un conflicto adoptando distintos papeles.
Antes de nada, se ha de especificar el problema que va a escenificarse contextualizando el lugar y el tiempo en el que sucede. Los estudiantes, además, tendrán información acerca de los antecedentes del mismo para contar con todos los detalles posibles.
Una vez que todos tienen claro cuál es su rol en el juego, solo basta con que empiecen a actuar de acuerdo a sus personajes. Eso sí, se ayudará al desarrollo de la trama haciendo preguntas a los protagonistas para que los diálogos fluyan.
Cuando llegue el momento en el que la polémica tiene lugar, el profesor detendrá la escena y pedirá a los alumnos del público sus opiniones. Los participantes las tendrán en cuenta para continuar el desarrollo de la trama.
Al finalizar la representación, el profesor guiará un análisis de la misma planteando preguntas a todos los alumnos. Las más frecuentes son cuestiones relacionadas con las emociones de los personajes, sobre el origen del conflicto y las posibilidades de haberlo evitado. Además, se propondrán soluciones alternativas al problema y hablarán sobre cómo ponerse en la piel de los integrantes de la escena.
Conclusiones
Las dinámicas de resolución de conflicto, como los juegos de rol, son un excelente método para que los alumnos racionalicen sus problemas. Además de aprender lecciones valiosas sobre la escucha activa y el trabajo en equipo, desarrollarán su espíritu crítico y comenzarán a aceptar la diversidad de opiniones.
Estar receptivos y abrir la mente será necesario para que los alumnos comprueben sus progresos.