Hay quien piensa que la depresión infantil es un mito, pero nada más lejos de la realidad. Es un trastorno real y, debido a las edades a las que aparece, resulta fundamental ponerle solución. ¿Qué sabemos acerca de este problema?

Causas de la depresión infantil

Al igual que sucede en los adultos, existen diversas causas que pueden propiciar la depresión en los niños. Entre ellas destacan cuatro factores:

Sociales: los niños también socializan, y las dificultades en este campo pueden afectarles profundamente. Nos referimos a situaciones como el bullying, los problemas para relacionarse o las limitaciones que se pongan desde la familia. Situaciones como la pérdida de algún ser querido también pueden conmocionarles mucho.

Sociofamiliares: cualquier problema que podamos sufrir en casa, puede afectar a los más pequeños. Es lo que sucede con los comportamientos autoritarios, agresivos, la sobreprotección o los malos tratos, por ejemplo.

Genéticos: no se ha podido comprobar que este tipo de trastornos se herede. Aun así, aquellos niños con padres depresivos tienen entre 3 y 6 veces más posibilidades de serlo también.

Biológicos: en los niños con depresión se puede detectar una disminución en la secreción de serotonina. A pesar de ello, todavía no se ha comprobado si esto es causa o consecuencia del problema.

Síntomas de la depresión en niños

Estos síntomas variarán dependiendo de cada niño y de su momento vital. La etapa del desarrollo en la que se encuentren será determinante para notar en ellos unos signos u otros. Aun así, los más habituales son:

– Emociones como la tristeza, ira, hostilidad o irritabilidad.

– Se sienten culpables, con baja autoestima (sienten que no valen para nada) o aburridos de manera habitual.

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– Tienen menos energía y dificultades para mantener la concentración. Incluso pierden el interés por actividades que anteriormente les resultaban divertidas y se aíslan.

– Sufren cambios en los patrones de sueño o alimentación.

– Se quejan acerca de dolores o malestares sin una causa médica que lo justifique.

– Hablan más a menudo acerca de escaparse de casa o incluso sobre el suicidio.

Posibles tratamientos

Si detectamos estos síntomas en los más pequeños de la casa, es fundamental que intentemos ponerle remedio de inmediato. En caso de tratarse únicamente de emociones reactivas, será suficiente con enseñarles un poco de gestión emocional. En cambio, en casos más graves, habrá que acudir a profesionales que puedan encargarse. ¿Cómo lo haremos?

Psicoterapia: es necesario que apoyemos tanto a los niños como a sus padres, pues pueden culparse de sus problemas.

Medicación: lo habitual en estas edades es utilizar inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina. Son especialmente eficaces en esta edad y no crean dependencia. De todas formas lo debe valorar siempre un psiquiatra.

La depresión infantil es algo real y muy serio. Pero con un tratamiento adecuado podemos ayudar a los pequeños a superarla.