En psicología, el ego es el personaje que representa la imagen que hemos creado de nosotros mismos. El ego configura nuestra vida, lo que significa que es el resultado de nuestras experiencias y la interpretación de estas.
El ego, el ello y el superyó son tres términos esenciales en psicoanálisis que analizaremos hoy. ¡No te pierdas ni un solo detalle!
El psicoanálisis de Freud
Según Sigmund Freud, existen tres instancias psíquicas que gobiernan nuestra existencia. Existe un conflicto antagónico entre ellas que responde a nuestros intereses y que rige nuestra forma de actuar y de concebir nuestro alrededor.
De manera inconsciente se produce una crisis interna entre estos elementos, lo cual refleja nuestras necesidades.
- Por un lado, “el ello” hace referencia a la primera estructura psique que se crea en nuestra mente. Así, cuando somos pequeños se trata de la instancia que reclama las atenciones primarias de comida o afecto. Podríamos decir que representa los instintos más básicos del ser humano ya que “el ello” se enfoca en las recompensas inmediatas y no en el placer a medio o corto plazo.
- Por otra parte, “el yo” está más centrado en la realidad y en el exterior más que en nosotros mismos. El ego es el que se encarga de controlar que “el ello” no tome las riendas y no nos conduzca a situaciones totalmente desastrosas. Esta realidad nos sitúa en una percepción mucho más realista de nosotros mismos y del resto de personas. Se trata de una instancia con su propia identidad.
- Finalmente, ” el superyó” posee un carácter restrictivo y diferente a las otras dos entidades. Esta estructura de nuestro inconsciente es la que tiene como misión que se cumplan las reglas morales. Es la misma que nos guía para hacer frente a nuestros errores y vencer nuestros defectos mayores defectos.
Cómo identificar el ego
A veces es posible reconocer el ego cuando somos capaces de escuchar nuestro propio interior y descubrir aquellos comportamientos propios que nos molestan de nosotros mismos. Por ejemplo, si nos comportamos de forma prepotente o altanera, sufrimos por el malestar que ocasionamos en otras personas.
También puedes detectar cuando dejamos salir a nuestro ego porque tiene como resultado una serie de sensaciones corporales concretas. La respiración acelerada, las taquicardias o la sudoración excesiva podrían indicar que nos dejamos gobernar por nuestros procesos inconscientes.
De igual manera, es interesante conocer que nuestros pensamientos negativos y las emociones negativas son las que dirigen nuestras actuaciones defensivas. Así, cuando actuamos de forma agresiva, orgullosa o dominante estamos intentando reivindicar la atención que no nos damos a nosotros mismos.
Ser incapaces de admitir nuestros errores o huir de determinadas situaciones que nos desagradan son también formas en las que el ego toma el mando.Es importante detectar las situaciones en las que nos dejamos dominar por nuestro inconsciente para ser más dueños de nuestras actuaciones. De este modo, seremos capaces de conocernos más y de mejorar nuestra autoestima.
Y tú, ¿estás preparado para hacer frente a tus mecanismos de defensa?