Los problemas de conducta infantil se han convertido en algo frecuente en la actualidad, que preocupa a padres y a profesores. En ocasiones se trata de rabietas y desobediencia, aunque también puede tratarse de comportamientos agresivos. Aunque a veces sean algo temporal (a raíz de algún suceso como el nacimiento de un hermano, una separación, un cambio de centro educativo), otras veces se mantienen en el tiempo.
Importancia de la detección precoz de problemas de conducta infantil
Cuando los problemas de conducta en el niño se mantienen, como decíamos, las relaciones familiares se ven deterioradas. Además, pueden extenderse a la escuela y a otras relaciones, lo que trae como resultado que el niño experimente problemas en su adaptación.
Esto se da cuando estas conductas no son atajadas a tiempo, pues los niños acaban desarrollando patrones emocionales que, en el futuro, les dificultarán relacionarse con el grupo de iguales y con los adultos. Cada problema no solucionado va haciéndose más grande y creando otros problemas que el niño arrastrará hasta su adultez.
Principales problemas de conducta infantil
El abanico de malas conductas es amplio, pero repasemos las más importantes:
Desobediencia
El niño se niega a llevar a cabo una orden emitida por otra persona, generalmente los padres, maestros, hermanos mayores u otros familiares cercanos, como los abuelos. Esto incluye tanto las órdenes inmediatas positivas o negativas («haz esto» o «no hagas esto») como las que se establecen como parte de la rutina, aunque no se expliciten cada vez (como algunas tareas del hogar, cumplir los horarios de llegada a casa, etcétera).
Es importante que tengamos en cuenta que hay determinadas edades a las que es normal cierto nivel de desobediencia, por lo que hay que valorar cada caso para establecer si se trata de un comportamiento normal o no.
Rabietas
Los niños que tienen rabietas expresan su enfado de forma reactiva. Las rabietas suelen tener lugar con adultos con algún poder sobre ellos, como son los padres o los abuelos. Al igual que en el caso anterior, las rabietas pueden ser normales, sobre todo desde los dos hasta los seis años. Más adelante, deberían desaparecer. Si son excesivas o si permanecen pasada la edad indicada, podríamos pensar que es un problema de conducta que necesita atención específica y ayuda para ser solucionado.
Agresividad
La agresividad en los niños presenta varias caras. Podría tratarse de actos físicos violentos (como pegar, empujar, etcétera), violencia verbal (insultos o amenazas), agresividad indirecta (sobre pertenencias de la persona con la que el niño tiene el conflicto) o de agresividad contenida (gestos de frustración y enfado, gritos…). Al igual que las rabietas y la desobediencia, es normal hasta cierto punto, y es importante que analicemos cada caso concreto.
Así pues, los problemas de conducta infantil son comunes, sí, pero no por ello poco importantes. De hecho, merecen toda nuestra atención.