A diario los niños manipulan dispositivos móviles, tales como ordenadores portátiles, tabletas y teléfonos inteligentes. Como nativos digitales, no es raro que los empleen como fuente de entretenimiento, de información y como objetos del mundo a los cuales explorar. En este contexto, pensar que pueden mantenerse aislados de ellos resulta utópico, pero, además, ¿por qué deberían evitar la tecnología? Está comprobado que puede potenciar el desarrollo en la infancia, siempre que los adultos establezcan ciertas condiciones y límites.
¿Qué pueden hacer las nuevas tecnologías por la infancia?
A propósito, no son pocos los adultos que se preguntan cómo educar a los niños en el uso de las nuevas tecnologías. No es casual, teniendo en cuenta que las ventajas de incluir ciertos recursos tecnológicos a la crianza son múltiples.
1) Agilizan el aprendizaje autónomo. Los pequeños investigan los dispositivos como si fueran científicos en miniatura. Incorporan, poco a poco y de manera autodidacta, contenidos cada vez más complejos. Aumenta así su capacidad intelectual.
2) Los niños aprenden jugando y aceptando nuevos desafíos. Es importante que los adultos les ofrezcan herramientas de aprendizaje por sobre el mero entretenimiento. De este modo, el proceso de aprendizaje se torna divertido y se convierte en un reto. ¡Y los niños aman superarse día a día!
3) Incentivan un rol activo en el aprendizaje. Las nuevas tecnologías resultan valiosas fuentes de información. Con el tiempo y la práctica, los pequeños aprenden a diferenciar entre un contenido fiable y otro falso; ello incrementa su autonomía e independencia en los entornos digitales.
4) Las nuevas tecnologías hacen posible una gestión inteligente del tiempo libre. Los dispositivos móviles son, indudablemente, una fuente de entretenimiento. Si son bien empleados, ¡bienvenidos sean!
¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de exponer a los niños a estas nuevas tecnologías?
La prohibición del uso de las nuevas tecnologías solo acrecienta la tentación de acceder a ellas. Los expertos recomiendan a los adultos limitar su uso (a partir de los 2 años; antes, cero pantallas), estar al tanto de qué hacen sus hijos con estas tecnologías e incorporar a los dispositivos a su alcance filtros de control parental cuya efectividad ha sido demostrada con creces.
Pero lo más importante es que los padres estén al tanto de las tecnologías que utilizan sus niños, de modo que la brecha digital no suponga un obstáculo en la comunicación familiar sobre qué hacer y qué no frente a estas pantallas. ¿Qué significa? Que si un padre o una madre se mueve con comodidad en el mundo digital y domina cierto vocabulario a él asociado podrá guiar a sus niños en el uso de las nuevas tecnologías. De lo contrario, rechazará la tecnología de cuajo sin saber por qué y solo acrecentará en los suyos la atracción por lo prohibido.