Dos aspectos importantes a la hora de relacionarnos con los demás son la asertividad y la empatía. Con frecuencia se tiende a pensar que ambos términos significan lo mismo. En este artículo vamos a explicar las diferencias entre ser asertivo y empático y cómo estas dos cualidades nos pueden ayudar a tener mejores relaciones interpersonales.

Qué es la asertividad

Es la habilidad de comunicarnos de manera adecuada para expresar nuestras emociones de manera clara, firme y directa sin adoptar actitudes agresivas ni hostiles.

Las personas asertivas utilizan un lenguaje positivo y respetuoso, no agreden a su interlocutor y tampoco se subordinan a su voluntad. Saben fijar posición sin agredir.

Para comprenderlo mejor, supongamos que compramos un par de zapatos y una vez que pagamos nos damos cuenta que uno de ellos tiene un defecto que no tenía ninguno de los zapatos de la tienda.

Hay tres posibles respuestas a este hecho: nos vamos de la tienda sin reclamar, montamos un escándalo o le solicitamos al encargado de la tienda que reemplace el calzado con defecto de manera amable y firme.

La primera reacción es pasiva, la segunda agresiva y la tercera es la asertiva y con la que se obtendrán mejores resultados.

Cuándo aplicar la asertividad

Debemos tener una actitud asertiva en aquellas situaciones en las que tenemos que decir no ante una situación concreta, cuando queremos establecer límites y cuando deseamos expresar nuestra opinión.

También debemos ser asertivos cuando necesitamos comunicarnos con nuestros semejantes para que realicen alguna tarea o trabajo.

Diferencias entre asertividad y empatía

Existen claras diferencias entre estas dos cualidades tan importantes para relacionarnos con nuestro entorno.

Ser asertivo implica que tenemos habilidad para comunicarnos con firmeza, haciendo respetar nuestros derechos, pero sin herir los sentimientos de la otra persona. Es mantener una actitud firme, alejada de la pasividad y de la hostilidad.

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En cuanto a la empatía, se refiere a la capacidad que tenemos de ponernos en el lugar de la otra persona para comprender cómo se siente y porqué reacciona de determinada manera. Cuando somos empáticos podemos comunicar para obtener la mejor reacción posible de nuestro interlocutor.

Si adoptamos una actitud empática es mucho más fácil interrelacionarnos con nuestros semejantes. Las personas empáticas son más sensibles a la realidad de quienes la rodean y se saben comunicar de manera que se fomenta la buena convivencia y se construyen mejores relaciones.

Cuando somos capaces de ser asertivos y empáticos, nuestra relación con las personas a nuestro alrededor es más sana, nos hacemos respetar, a la vez que mostramos respeto e interés por nuestros semejantes.

La asertividad y la empatía son cualidades complementarias y ambas son importantes para lograr una buena comunicación y establecer una relación saludable con las personas que nos rodean.