El manspreading es un término inglés que cada vez es más popular en nuestra sociedad. Dicho vocablo hace referencia a la costumbre de algunos hombres de sentarse con las piernas abiertas en el transporte público. Como consecuencia, los mismos ocupan más de un espacio libre y esto dificulta que el resto de pasajeros tengan acceso a algunos asientos.
¡Conócelo todo acerca de este interesante fenómeno!
Origen e importancia
El manspreading es un concepto nuevo que surge de la necesidad de poner nombre a una conducta social impropia llevada a cabo por personas de género masculino en un contexto específico. En 2015, fue el propio diccionario de Oxford quién se encargó de definirlo un año después de que un famoso blog de noticias neoyorquino acuñara este nombre tan peculiar.
En España, hay muchas personas que a día de hoy todavía no conocen el significado de la palabra manspreading. No obstante, Madrid se convirtió en el foco de la noticia hace 4 años cuando se lanzó una campaña publicitaria para denunciar esta injusta situación. Bajo el lema, # Madrid Sin Spreading Mujeres en Lucha, se trató de generar conciencia social en relación a esta problemática. Y es que se trata de una cuestión muy relacionada con el civismo, la ética y sobre todo la empatía.
Lo cierto es que vivimos en una sociedad individualizada en la que valores tan importantes como la generosidad y el respeto por el otro están perdiendo significado. Por eso, practicar el manspreading es un ejemplo claro de falta de consideración con el otro y, en definitiva, de libertinaje. De ahí la necesidad de combatirla a través de diferentes medios.
Denuncias sociales en las redes
El fenómeno manspreading se ha convertido en un verdadera traba en la actualidad de la que también se hacen eco las redes sociales. En efecto, muchos usuarios del transporte público utilizan las plataformas digitales para denunciar abiertamente este hecho y condenar sus consecuencias.
Generalmente, las fotos publicadas al respecto (en sitios web como Instagram o Twitter) recogen imágenes claras en las que algunos hombres llevan a cabo dicha práctica. Como resultado, las personas que viajan alrededor de ellos – especialmente mujeres- son privadas de su espacio.
De esa manera, la invasión del espacio personal de algunos individuos es el nefasto resultado del manspreading. Observando las imágenes que circulan por la red en relación a este peliagudo asunto es posible imaginar cómo deben sentirse las personas que son víctimas de este comportamiento incívico.
¿Qué soluciones hay?
Es triste admitir que no existe un modo de acabar con esta problemática para siempre. Por suerte, cada vez más personas toman conciencia propia de esta actitud y tratan de evitarlo para no perjudicar a los demás.
No obstante, hay quienes no se preocupan en absoluto por la incomodidad de los otros y se niegan a renunciar a su propio bienestar mediante esta práctica. En este caso, es posible armarse de valor, una gran dosis de asertividad y de paciencia para lidiar con esta actitud ajena.
¡Atrévete a plantarle cara al manspreading!