Sentirse bien es una cuestión básica para el ser humano que depende de una multitud de factores. La salud física y emocional es uno de los componentes principales que ayudan a alcanzar ese bienestar.
Sin embargo, no solamente se trata de adoptar rutinas más saludables, sino también de buscar un sentido a la propia existencia dotando los días de significado. Y es que cómo sentirse bien va más allá del mens sana in corpore sano.
¿Qué hacer para tener una vida más plena?
Todos hemos escuchado una y mil veces los ingredientes necesarios para una vida saludable. Comer equilibradamente, mantenerse activo, tener un buen descanso y meditar son algunas de las actividades que aplicamos diariamente para lograr dicho objetivo.
No obstante, cuidar apropiadamente de tu cuerpo y tu mente a veces no es suficiente para conseguir una vida satisfactoria. Aparte de seguir ciertos rituales que naturalmente te aportan equilibrio, es importante encontrar otros pasatiempos que te nutran a nivel espiritual, emocional o intelectual.
Todas las personas necesitan de algún aliciente que alimente su ilusión y les otorgue una razón poderosa para levantase de la cama cada mañana. Por eso es tan importante fijarse nuevas metas a corto y largo plazo, porque además de propulsar el crecimiento personal estas aportan una sensación de propósito.
Cuando la vida se vive de manera intensa, aprovechando las buenas oportunidades que se presentan y explorando nuevas experiencias; no existen lamentos. Y vivir una vida de forma coherente y sacando el máximo partido a cada momento es ciertamente lo que garantiza plenitud.
Beneficios de ampliar los horizontes vitales
Tener una experiencia vital satisfactoria depende de realizar una reconfiguración de tu sistema de creencias, es decir, de ver la vida desde otra perspectiva. Cómo sentirse bien tiene que ver con dejar el pasado atrás y estar dispuesto a estar en el aquí y el ahora. Practicar el mindfulness precisamente puede ser sumamente útil.
En general, abrirse a concebir una vida libre de prejuicios y juicios para contigo mismo y otras personas permite trascender a un renovado plano de existencia. Pues no solo ayuda a estar más en armonía con uno mismo, sino a comprender y tolerar las emociones o actos de otras personas sin inmediatamente recurrir al dedo acusador.
Y es que cuando uno se encuentra a gusto consigo mismo no necesita estar continuamente señalando las faltas de los demás. Asimismo, reflexiona más profundamente sobre los propios actos y es capaz de analizarlos desde una mirada compasiva aunque autocrítica.
Conclusiones finales
En definitiva, sentirse cómodo en la propia piel mejora la autoestima y la confianza en uno mismo y favorece unas relaciones sociales de mayor calidad. En el momento en que se integran las propias sombras, y se elige transitar el camino del autodescubirimiento pueden obtenerse enormes beneficios.
Comprender que no eres perfecto y, aun así, esforzarte por construir una mejor versión de ti mismo es realmente el principal objetivo a alcanzar cada día. Sentirse agradecido por lo que se tiene y compartirlo no tiene precio.
¡Adelante!