El deporte y bienestar son conceptos estrechamente relacionados; no en vano, el ejercicio físico, por sí solo, es capaz de mejorar el estado de salud física y emocional de cualquiera que se aventure a ponerlo en práctica.

Relación entre deporte y bienestar emocional

Muchos psicólogos y profesionales clínicos en general recomiendan a sus pacientes llevar a cabo alguna rutina deportiva adaptada a su condición física y edad. Bien hecho, el ejercicio físico puede motivar una sensación general de bienestar de las personas y ayudarlas a superar momentos de depresión o agotamiento mental. Como es lógico, disfrutar de una vida saludable que incluya una buena alimentación y deporte, puede, incluso, prolongar nuestra existencia.

Este condicionamiento nos permite mantenernos activos, sentirnos más fuertes y distendidos ante situaciones cotidianas. En el plano emocional, la realización de ejercicios influye notablemente, como se ha podido inferir a través de numerosos estudios. Por ejemplo, una actividad tan regular como andar unos minutos al día, aumenta nuestro ánimo, previene el sedentarismo y nos permite descansar mejor por las noches.

Si lo ponemos en perspectiva, asumir rutinas deportivas o, simplemente, hacer algo de ejercicio con frecuencia permite trabajar en ciertos aspectos psicológicos alineados con el control del estrés y el desarrollo de competencias básicas en la esfera profesional, como son la eficiencia y la gestión de las relaciones en el trabajo.

Beneficios de practicar deporte

Desde motivar el crecimiento personal hasta reducir el estrés, el deporte tiene numerosos beneficios que disfrutamos tanto en el plano físico como emocional. Vamos a ver los más destacados de manera resumida.

Nos permite aumentar nuestro nivel de independencia. Esto retrasa la senilidad física y mental y, en especial para los mayores, supone una vía para garantizar su calidad de vida.

Artículo relacionado  ¿Cómo ayuda el deporte de equipo al desarrollo emocional?

Mejora el sueño y nuestra capacidad para descansar por las noches. El agotamiento asociado a la práctica deportiva libera nuestra mente y le permite ponerse en consonancia con el cuerpo, que también acusa el cansancio derivado de la actividad física.

Aumento de la autoestima. Cuando hacemos deporte no solo nos sentimos mejor por dentro: suele darse un proceso de mejora física externa que favorece un incremento del ánimo. Esto fenómeno está motivado por la segregación de neurotransmisores como la dopamina.

Favorece un incremento de la capacidad de concentración. Un cerebro en un cuerpo activo tiene la capacidad de facilitar la concentración. Eso es lo que se deduce de uno de los últimos estudios de la Universidad de Illinois, que ha comprobado en sus ensayos que los pacientes que realizan alguna rutina física obtienen mejores resultados en actividades relacionadas con la concentración.

En definitiva, la díada deporte y bienestar se viene experimentando desde la antigüedad. Aunque ahora estamos más seguros que nunca de su verdadero significado, ya que la ciencia avala esta relación consumada.