Una de las técnicas más utilizadas para gestionar la ansiedad y conseguir relajarnos es la denominada respiración diafragmática. Estos ejercicios favorecen respirar de una forma pausada, lo que nos va a ayudar a mejorar el control de nuestro cuerpo y mente.
Ventajas de la respiración diafragmática
Nuestra respiración es más completa cuando respiramos con el diafragma. Esta la mejor forma de respirar, ya que aumenta la capacidad pulmonar. De niños utilizamos el diafragma para respirar. En cambio, el ritmo de la vida cuando somos adultos y el estrés diario nos llevan a modificar esta forma de tomar el aire.
Es así como, de manera progresiva, comenzamos a respirar con el tórax. De hecho, el nerviosismo y los estados de angustia son los detonantes de una respiración superficial y rápida, especialmente, si a ellos le sumamos tensión muscular y una postura inadecuada.
Entre los beneficios de la respiración con el diafragma hay que mencionar la mayor oxigenación de las células y el cerebro. Pero no debemos olvidarnos de lo siguiente:
– Activa la respuesta de relajación del organismo.
– Se reduce la sobreactivación que producen la ansiedad y el estrés, por lo que se recupera el equilibrio.
– Limpia y ventila los pulmones.
– Mejora el tránsito intestinal.
– Nos ayuda a gestionar nuestras emociones.
– Aumenta la vitalidad emocional, mental y física.
– Como la podemos dirigir, la podemos mejorar.
– Estimula la circulación y masajea los órganos.
– Favorece los procesos fisiológicos que inducen a la reparación y recuperación del equilibrio homeostático de nuestro organismo. Esto es fundamental, ya que se ve alterado por nuestras actividades diarias.
¿Cómo realizarla?
1. En primer lugar debemos colocarnos en una posición cómoda. Esta puede ser de pie, sentados o acostados boca arriba con una almohada bajo la cabeza.
2. Colocaremos una mano en el abdomen y la otra sobre nuestro pecho. Esta última no debe moverse, y la que está sobre el estómago tendrá que subir y bajar al respirar.
3. En este momento, procederemos a inhalar de forma lenta por la nariz mientras contamos hasta tres. Conforme el aire entre en nuestros pulmones, el abdomen se levantará y el pecho debe permanecer quieto.
4. Tendremos que exhalar por la boca con los labios casi cerrados y contar, de nuevo, hasta tres. Mientras expulsamos el aire, sentiremos cómo el estómago se hunde.
5. Debemos practicar esta técnica de respiración entre 5 y 10 minutos, y podemos llevarla a cabo entre 3 y 4 veces diarias. Posteriormente, aumentaremos la cantidad de tiempo y la frecuencia de la práctica.
Como recomendación, aconsejamos la concentración en la exhalación para conseguir una mayor relajación y no aguantar la respiración. La respiración diafragmática nos ayudará a respirar con mayor facilidad y a relajarnos; solo tenemos que seguir estas sencillas pautas.