A lo largo de nuestro crecimiento personal podemos vernos apegados a una realidad de tristeza, de desánimo, emociones no expresadas, a heridas del pasado e incluso depresión. Todo ello es fruto de miedos, decepciones o de un corazón congelado, insensible a toda emoción para no tener que experimentar sentimiento de dolor alguno. Estamos hablando del estancamiento emocional.
¿Qué es el estancamiento emocional?
Este sentimiento puede ser descrito como una ausencia de evolución en la experimentación de emociones. Nos vemos incapacitados para cambiar de una emoción a otra, manteniéndonos en un estado de apatía constante. Si sufrimos este trastorno, tendremos prohibido al paso a las sensaciones más intensas que provocan sentimientos como la euforia, por ejemplo. La consecuencia directa es que nos encontramos viviendo un día a día en el que la monotonía, interna y mental, se apodera de nuestras vidas. Toda emoción del mundo exterior queda lejos de nuestro alcance.
Cuándo aparece
Experimentamos este estancamiento cuando nos vemos envueltos en trastornos depresivos. La depresión va a menudo ligada a un estancamiento en el sentir emocional. Cuando estamos muy tristes, a menudo podemos notar incapacidad para experimentar emociones intensas. En este punto debemos mencionar la anhedonia o incapacidad para sentir euforia o sensaciones placenteras. La abulia, o falta de iniciativa y motivación, es también muy típica en los procesos depresivos.
Por otra parte, si hemos vivido un periodo de emociones muy intensas, puede que posteriormente nos encontremos en una situación de absoluta apatía si no hacemos nada por remediarlo. Es algo muy frecuente en la vida amorosa. Después de haber vivido una relación de lo más pasional, las siguientes relaciones no parecen gran cosa comparadas con ese sentimiento de extrema pasión. Por ello, la ausencia de estímulos hace que nos quedemos estancados emocionalmente.
Por último, cabe mencionar el hecho de que ciertas adicciones a sustancias químicas hacen que caigamos en un brusco estancamiento. La prioridad número uno del sistema límbico es la búsqueda de droga, produciéndonos un importante vacío emocional.
Cómo evitar su aparición
La rutina es un gran aliado del estancamiento emocional. Tenemos que darnos la oportunidad de experimentar sorpresa, buscar emociones nuevas en nuestra rutina diaria. No querer salir de la zona de confort es absolutamente nocivo para la condición humana. Pensamos que vivimos en un estado ideal donde todas nuestras necesidades están cubiertas. Pero es todo una ilusión. Es fundamental recuperar la capacidad de asombro, volver a soñar. Y, para ello, es hora de dejar salir a ese niño interior que todos llevamos dentro y volver a ilusionarnos con las pequeñas cosas. La risa, la creatividad y la ilusión no tardarán en aparecer de nuevo.
En definitiva, todo estancamiento emocional puede desaparecer si estamos dispuestos a dejar volar nuestra imaginación. Es una herramienta muy útil en medio de la monótona rutina que, de seguro, experimentamos alguna vez.