El síndrome del emperador da nombre a un trastorno conductual que sufren algunos niños y adolescentes y que, según se cree, tiene una incidencia mayor en tiempos modernos. En general, el comportamiento de estos individuos podría definirse como desafiante y muy abusivo hacia las figuras paternas.

Si quieres descubrir las posibles causas de este peculiar problema psicológico, ¡adelante!

 

Causas

Cada vez son más los casos de niños que tienen actitudes rebeldes y que desean imponer su ley en el espacio doméstico a toda costa. Las razones por las que se muestran esta clase de comportamientos inapropiados, que pueden definir la personalidad del afectado, son variadas. Veamos las principales:

  • No tener hermanos. Ser hijo único podría ser un factor de riesgo para desarrollar el síndrome del emperador. Dado que el niño entiende que él es el único menor del hogar, cabe la posibilidad de que desee monopolizarlo sin asumir las repercusiones. Ya que todas las atenciones de la familia se dirigen a ellos solos, en ocasiones, algunos niños aprovechan este colmo de atenciones para manejar diferentes situaciones a su antojo. Así, se coronan como verdaderos emperadores.
  • Descuido emocional de los padres. Algunos progenitores que no pueden pasar mucho tiempo con sus hijos deciden compensar esa falta con cosas materiales. Cuando el niño aprende que puede obtener regalos de manera frecuente y fácil, recibe el mensaje inconsciente de que las otras personas están ahí para cubrir sus necesidades. Las carencias afectivas en la infancia pueden tener un impacto negativo sobre muchos individuos: el síndrome del emperador podría ser una consecuencia.
  • Ausencia de disciplina. Cuando a los niños o adolescentes no se les marcan unas pautas de comportamiento adecuadas, estos consideran que tienen total potestad sobre lo que les rodea. Como resultado, se convierten en personas egoístas con poca empatía hacia el resto y únicamente centradas en satisfacer sus deseos. Hablamos así de pequeños tiranos que, dada la ineptitud o falta de ganas de sus padres para educarlos emocionalmente, asumen el control sin sufrir ningún castigo por extralimitarse.
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Cómo actuar

Afortunadamente, el síndrome del emperador puede corregirse si se trata a tiempo y de la manera correcta. El psicólogo Vicente Garrido propone algunas vías de actuación en su libro “Los hijos tiranos”. Presta atención a las siguientes:

Establecer límites claros. Los padres han de saber lidiar con el carácter avasallador de sus hijos intentando hacer escuchar su propia voz. Dejar de ceder a los chantajes del niño, como las rabietas, o marcar nuevos hábitos es un buen punto de partida.

Cultivar la inteligencia emocional. Es importante que los progenitores den buen ejemplo a sus hijos de amabilidad, respeto, empatía y escucha activa con los demás. Además, es necesario hacerles saber a los niños cómo desarrollar estas cualidades y cuáles son los efectos positivos derivados.

Deshacerse de la violencia verbal y física. Los adultos deben aprender a relacionarse con sus hijos de forma sana y equilibrada. Recurrir a la agresividad solo empujará a los pequeños a hacer lo mismo con el resto de individuos.